Y YO SÓLO ESTOY AQUÍ DE PASO PARA DECIRTE QUE
(2015)

Hace casi un año que Aurelio Morata me dijo que pensaba remasterizar y editar los discos de Vagabundos. Su idea era hacerlo coincidiendo con los 30 años de la publicación de En el lado salvaje. Además pensaba grabar cuatro temas inéditos con los Vagabundos originales reforzados por alguno de esos extraordinarios músicos que frecuentan las sesiones de Mitik Records. Mientras me lo contaba pensé que tambén debía hacer unos 30 años que yo no había rodado ningún videoclip, por lo que le propuse hacer uno con alguno de los temas inéditos. Nos pareció buena idea.
A parte de que Aurelio es uno de mis mejores amigos en el mundo del rock, Vagabundos era una de las bandas que más me gustaba de la Barcelona de los 80. Después de darse a conocer con ese EP que contenía temazos como Mr. Dollar, Enredado en las calles o La sombra de una duda, llegó en 1987 un álbum espléndido como Promesas rotas que escuché literalmente cientos de veces: Locutor de radio rock’n’roll, El paraiso en el asfalto, también uno de los megahits de mi casa en la época: No me puedes querer o la inolvidable Balada de un viejo sombrero que en 1993 repescaría Loquillo en ese gran álbum que fue Mientras respiremos. Incomprensiblemente Promesas rotas quedó perdido entre erráticas políticas de la discográfica, lo que unido a algunos problemas con la producción del disco, precipitaron el final de Vagabundos, lo que fue una lástima ya que además de esos dos estupendos discos, la banda tenía un directo extraordinario.
Tras haber estado en Rebeldes entre el 79 y el 85, Aurelio había decidido evolucionar hacia un sonido que, sin abandonar la raiz clásica, tenía puesto el ojo en Tom Petty o Springsteen. Ese mayor campo de visión se ejemplificaba en las versiones que solía hacer en los directos: Buddy Holly, John Fogerty o Lou Reed. Además del rumbo trazado por Aurelio, en el sonido de Vagabubndos fueron clave las aportaciones de un guitarrista tan bueno y concentrado como Xavi Julià o del saxofonista Miguel Gallardo, eficazmente secundados por el sólido bajista Marcel Carrera y Rodri a la batería.
En sucesivos cambios de casa, había decidido prescindir de los vinilos, por lo que hacía años que no había podido escuchar a Vagabundos, por tanto me la idea de la reedición de aquellos discos me interesaba especialmente.
Pasados unos meses Aurelio me dijo que, ya que coincidían los 30 años de la banda con los 15 de su discográfica MItik, pensaba hacer un concierto en Luz de Gas en el que, entre otras cosas, Vagabundos harían una actuación única -no habría más en el futuro- en la que interpretarían seis temas. Y pregunta inmediata: ¿porqué no lo rodábamos? Me pareció buena idea y así pasamos de videoclip a un concierto. Y como los invitados eran de primera: Carlos Segarra (Rebeldes), Jaime Urrutia (Gabinete Caligari) , Pep Sala (Sau), Aurora Beltrán (Tahures Zurdos), Santiago Campillo (M-Clan), Big Dani Pérez y la banda de tributo preferida de Aurelio, Smoking Stones, la cosa pintaba muy bien.
Y, ya puestos y en primer lugar, todo eso debía ser un documental sobre la historia de Vagabundos y la trayectoria posterior de Aurelio como productor musical. Recuperamos materiales, como un espléndido concierto de Vagabundos en la Mercè de 1986, pressbooks de la época y unas cuantas cosas más. La dirección de fotografía es de Ariadna Arnés, con quien colaboramos desde hace un par de años, y la edición, una vez más, de Pau Bacardit y, si no me equivoco, ya es el décimo documental que hacemos juntos. El mismo Aurelio ha producido de forma primorosa el concierto de Luz de Gas y el resultado me encanta, aunque eso no tengo que decirlo yo.
Respecto a otros documentales míos, Y yo sólo estoy aquí de paso para decirte que presenta algunas novedades. Es la primera vez que hago un documental centrado de un concierto, por lo que hemos respetado íntegramente las canciones. A diferencia de otros documentales míos que son corales (Sergio Leone. Cinema, cinema, Loquillo leyenda urbana, Quiero tener una ferretería en Andalucía, Historias de Bruguera o ¡Cuchíbiri cuchíbiri! La rumba de Peret) aquí optamos por una sola voz, así Aurelio se convierte en protagonista y narrador a la vez. Visualmente hemos querido que remitiera a los primeros setenta, por eso hemos rodado cámara en mano y hemos usado pantallas partidas. Incluso al final hay un guiño a esa película tan buena de Martin Scorsese que es The Last Waltz que tanto nos gusta a Aurelio y a mi.


